Comenzamos el viaje, como no, buscando los datos de la ciudad, las cosas para visitar, que si un plano sacado de mapy.cz para no perdernos desde la estación hasta el centro...
El autobús salía a las 10:50, y nosotros llegamos a las 10:48. Y no, no se nos escapó gracias a que el hombre de la taquilla, "osease", el taquillero, hablaba español y con una rapidez enviadible (porque ni con el inglés, y mucho menos con el checo, la tengo yo) nos dijo que fuésemos corriendo a la plataforma 3, que en dos minutos salía el autobús.
Luego de andar un largo tiempo (como diría nuestra gran amiga Sara Navarro, en cualquiera de sus canciones), llegamos al centro de la ciudad, y comenzaron las decenas de fotos: que si posados, posados robados, posados robados pactados... En la foto de la derecha, vemos a un atractivo joven vestido con pantalón NEW YORKER, jersey a rayas moradas y negras de H&M y gafas de sol LACOSTE.
Esta foto está tomada unos metros más adelante de la foto anterior, para que veáis lo bonito del paisaje y lo verde que está todo. Esto el año pasado era impensable.
Después de este magnífico paseo, nos dirigimos a la iglesia gótica del centro de la ciudad, situada en Namesty Republiki (se llama igual que la de Praga)
Allí, como siempre hacemos, decidimos subir a la torre para ver las vistas desde el campanario. Y, como siempre hago, una vez dentro es cuando recuerdo que tengo vértigo y que todo lo que sea más alto de lo que yo pueda alcanzar con la mano, me produce un mareo y una temblera que no me deja estar en pie. Pero claro, cuando te engañan, pues tú no sabes lo que te espera. Lo digo , porque nada más entrar, nos encontramos una señal en el suelo: 60. Y claro, lo primero que piensas "¡Qué bien, sólo 60 escalones para subir1" Pues no. No eran precisamente 60 escalones. Eran 60 metros lo que tenías que subir hasta llegar al campanario. Claro, 60 metros desde la señal, que antes ya habíamos tenido que subir otros tantos metros (y escalones) para llegar hasta donde se encontraba la taquilla. Evidentemente, mi cara fue empeorando. Y hé aquí tres momentos simultáneos de cómo te puede cambiár la cara en unos segundos de diferencia:
Después de este fantástico momento, llegó la hora de comer. Cosa que, con mi estómago un poco revuelto, pues no me apetecía tanto. Pero como yo soy de los que me dices "a comer" y ya me empiezan a funcionar los jugos gástricos...pues al final nos fuimos al mejor restaurante de la ciudad (según dice la guía): El restaurante del Museo de la cerveza!! YUJUUUU.
Nos pedimos: Una fanta de naranja y una coca cola - para eso vamos allí, para no pedir cerveza...jejjaja, y el camarero..."¿no queréis cerveza?", "ne, jedna fantu a jedna colum". Nos trajo el menú y pedimos. Pollo con salsa de queso para mi, y Ángel se atrevió con una novedad. La ilusión corría por nuestras venas. Bueno, la ilusión corría por las venas de Ángel, que esperaba ansioso su plato de no se sabe bien que comida pero que con tanto gusto se iba a comer. Tras una horrorosa espera - más para él que estaba muerto de hambre mientras yo seguía con mala cara después de la torre- nos llegó la comida. Mi plato, sin sorpresas. La misma comida que pido en las "hospodas" de Praga, por eso de no me arriesgo vaya a ser que me salga mal la jugada. Y a Ángel... era de esperar. Si te pides algo que ni siquiera llegas a entender bien...no esperes entender luego el sabor.
Eran tres trozos gordos de carne, con cinco bolitas de knedlik y una especie como de col fermentada de esas que generalmente suelen poner fría, pero que aquí estaba caliente y que además, soltaba una pringue ( que si estuviera rica sería salsa) que manchaba el sabor de todo lo demás. Las patatas eran mías, que por penita le di unas poquitas. Y claro, de tanto comer eso asqueroso, su carita de ilusión se fue transformando en la que aquí a la izquierda ves.
Después de esto, nos fuimos a caminar por la ciudad para bajar lo que habíamos comido - no mucho la verdad, que los platos no eran muy abundantes - y otros para quitarse el sabor de la boca. Y claro, andando andando, pues el hambre te entra de nuevo ( ya que en el restaurante tampoco se había ido del todo) y nos metimos en una heladería pastelería a pedirnos: un té, un kakao y dos medovnik.
Después seguimos paseando y encontrando más lugares retratables que a continuación veréis sin comentarios ya, que se hace muy cansado leer tanto. El resto del viaje fue bien. En principio compramos unos billetes para volver a las 18:30, pero debido a que casi todo estaba cerrado, nos regresamos a las 16:30.
Para ver más fotos pincha el siguiente enlace:
2 comentarios:
Claro q no me importa! Me alegro de q te haya gustado el blog
Yo me lo paso pipa haciendolo!
Alaa...que entrañable Fer.Me encanta!!!sigue así,que me tendrás que mantener informá de todo!!Muy profesional y con mucho estilo...por cierto,hablando de estilo...a ver si le damos un toque a mis pelos jejje...MUaka!!
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