miércoles, 23 de mayo de 2007

Mi amigo el escritor. Capítulo I

Tengo la suerte de contaros que a partir de ahora un gran amigo mío escribirá algunos textos que quiere que se los publique aquí.

Este amigo no es uno cualquiera, es un escritor (se dedica a ello profesionalmente). Le mandé un mensaje para que viera mi blog y me dijo que le gustaría escribir de vez en cuando algunas cosillas.

No quiero ser más pesado. Aquí os dejo el texto.

Muchas gracias Luis.

Necesito inspiración; necesito inspiración; necesito inspiración; necesito inspiración...

¿Quién decía que si pedías algo con muchas ganas se acababa por cumplir? Yo lo escribo muchas veces, para ver si realmente se cumple.

Todos los días me siento en la misma mesa del centro comercial viendo como pasa la gente y esperando a que llegue la inspiración.

Una niña corretea tras un globo de color rosa que ha golpeado más fuerte de lo normal; la madre de la niña que le regaña por alejarse demasiado; una chica vestida de blanco y con gafas de sol parece que busca algo; llega la mujer del carrito de la limpieza; tres amigos charlan y se ríen dos mesas a mi derecha; el hombre de seguridad... Pero quien nunca pasa es mi inpiración. No recuerdo en qué momento la dejé olvidada. A lo mejor no es que la haya perdido, sino que, directamente, nunca la tuve.

La he buscado por infinidad de sitios: en los parques, en los bancos de las plazas; en bares sucios y oscuros donde apenas podía ver lo poco que escribía...

Pero nada. Por más que esperaba nunca llegó la inspiración. Sólo una tonta sensación de buena idea.

Ahora ya no la busco. La espero sentado a que, cuando estime oportuno, aparezca un día cualquiera.

La niña ahora está llorando, se le ha roto el globo rosa. Su madre, a pesar del llanto, le está pegando un par de azotes. La chica de blanco ahora no va de blanco. Se ha comprado una camiseta de color rojo y se la ha puesto encima de la blanca. Los tres amigos continúan en su risa. La mujer de la limpieza seguirá limpiando.

Yo sigo sentado. Esperando a mi inspiración.

Mi inspiración continúa perdida, siéndome infiel con algún otro amante de las palabras.


Luis Kaiser

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