martes, 5 de junio de 2007

Mi amigo el escritor. Capítulo II

Resuenan los segundos en mi reloj. Es curioso. Los segundos de mi reloj suenan y, hasta que no vuelve a sonar el siguiente, se pueden escuchar los segundos de otras personas.

¿Cuántos segundos caben en mi segundo?

Estoy sentado y escucho el tiempo de cada persona y me acabo de dar cuenta que nadie en este mundo comparte el tiempo.

Todos tenemos nuestro tiempo, nuestras horas; nuestros segundos.

Yo aquí sentado lo malgasto esperando. Otros lo viven intensamente. Claro, la intensidad es algo que cada uno marca.

Ni siquiera las palabras, ni los sentimientos son iguales para todos. Esto me alegra. Sino, seríamos todos unos robots que, ante cualquier estímulo, actuaríamos de la misma manera. Y yo, no soy ningún robot.

Tampoco lo es la niña que sigue llorando. La madre, sin embargo, ya ha cambiado de tiempo y ha dejado de pegarle. Ahora, sigue hablando con su amiga ignorando, o quizás dejando pasar el tiempo, a su hija.

Los chicos ya se fueron. Vieron que aquí no había nada más que hacer. Perdían el tiempo.

Yo ahora pienso. Intento recordar cuándo fue la última vez que tuve a la inspiración como compañera de cuaderno. No logro acordarme. Lo último que escribí bueno fue... ¡Ya lo tengo! La introducción para el libro de un amigo. Fue su primer libro y yo le escribí la introducción para darle un pequeño empuje en su carrera. Ahora está genial. Su libro es uno de los más vendidos y ha firmado varios contratos: con editoriales, con productoras de televisión y cine... Por lo visto, su libro se convertirá en una película.

No le deseo suerte. Ya la tiene. Ahora la suerte me la deseo a mi, que me hace falta.

Me voy a ir. Ya llevo esperando demasiado tiempo y mi inspiración no ha vuelto. Seguro que se quedó con mi amigo. Por eso le va tan bien. Voy a visitarle un día, a ver si al verme la inspiración se acuerda de mi y regresa conmigo a casa.

Si es que no tengo arreglo. Siempre que hago un favor a alguien se queda con algo mío. Éste con mi inspiración, el otro con mi esposa... No aprendo.

Pierdo el tiempo.

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